Se cumplen esta semana 76 años de los
echos luctuosos del 21 de julio de 1936, España una nación convulsa,
un país en los primeros días de una guerra civil, donde
padres lucharon contra hijos, hijos contra padres, hermanos contra hermanos,
una guerra tan cruel como todas, un tiempo que marco una antes y
un después y que aun nuestros abuelos y ancianos de nuestro pueblo
recuerdan con pesadumbre, unos acontecimientos para mantenerlos en
un rincón de nuestra historia y así nunca mas se vuelvan a
repetir.
Una madrugada la del 21 de julio de 1936, donde hombres llenos de
ira, digamos mejor la ira se adueño de nuestros hombres, nos arrebataron nuestras
mas bellas obras de artes, nuestros iconos de devoción desde tiempo
inmemorial, nuestros sentimientos, unos desaprensivos que no depararon en el
daños que se hizo, un daño leve comparado con las vidas de un color y otro que
se perdieron
Fue don Diego Pavón, un hombre que se armo
de valor y ante el temor de que esa ira se adueñara de
Cartaya, corrió hasta el templo se apresuro hacia la capilla del
Rosario despojo a Nuestra Señora de corona, cetro y los dos niños,
los Príncipes de Cartaya, luego se dirigió hacia el altar
de la Virgen del Carmen e hizo lo mismo, la
misma operación, también un cáliz y
el Santísimo Sacramento.
A la mañana siguiente todo era destrucción, la ira se llevo
por delante todos nuestros santos hacia la rivera, donde las llamas del
horror convirtieron en cenizas todos nuestros sentimientos
El equipo de investigación de nuestra hermandad no ha
querido dejar pasar esta efemérides, y recordar así aquel
desastre y a la vez con estas humildes letras reconocer la labor de Don
Diego Pavón por plantar cara a esa cobardía transformada en
ira, en unos tiempos de guerra que nos sumió en un desastre social
y económico que duro varias generaciones.
Elevamos nuestras oraciones a Nuestra Señora del Rosario para que
nunca se vuelva a repetir esa desgracia, y para que generaciones venideras no
tengan que vivir acontecimientos tan desafortunados.
REGINA SACRATISSIMI ROSARII.
ORA PRO NOBIS.