lunes, 16 de julio de 2012

JULIO 1936

    

     Se cumplen esta semana 76 años de los echos luctuosos del 21 de julio de 1936, España una nación convulsa, un país en los primeros días de una guerra civil, donde padres lucharon contra hijos, hijos contra padres, hermanos contra hermanos, una guerra tan cruel como todas, un tiempo que marco una antes y un después y que aun nuestros abuelos y ancianos de nuestro pueblo recuerdan con pesadumbre, unos acontecimientos para mantenerlos en un rincón de nuestra historia y así nunca mas se vuelvan a repetir.


     Una madrugada la del 21 de julio de 1936, donde hombres llenos de ira, digamos mejor la ira se adueño de nuestros hombres, nos arrebataron nuestras mas bellas obras de artes, nuestros iconos de devoción desde tiempo inmemorial, nuestros sentimientos, unos desaprensivos que no depararon en el daños que se hizo, un daño leve comparado con las vidas de un color y otro que se perdieron


Fue don Diego Pavón, un hombre que se armo de valor y ante el temor de que esa ira se adueñara de Cartaya, corrió hasta el templo se apresuro hacia la capilla del Rosario despojo a Nuestra Señora de corona, cetro y los dos niños, los Príncipes de Cartaya, luego se dirigió hacia el altar de la Virgen del Carmen e hizo lo mismo, la misma operación, también un cáliz y el Santísimo Sacramento.

     A la mañana siguiente todo era destrucción, la ira se llevo por delante todos nuestros santos hacia la rivera, donde las llamas del horror convirtieron en cenizas todos nuestros sentimientos

     El equipo de investigación de nuestra hermandad no ha querido dejar pasar esta efemérides, y recordar así aquel desastre y a la vez con estas humildes letras reconocer la labor de Don Diego Pavón por plantar cara a esa cobardía transformada en ira, en unos tiempos de guerra que nos sumió en un desastre social y económico que duro varias generaciones.

     Elevamos nuestras oraciones a Nuestra Señora del Rosario para que nunca se vuelva a repetir esa desgracia, y para que generaciones venideras no tengan que vivir acontecimientos tan desafortunados. 

     REGINA SACRATISSIMI ROSARII.
     ORA PRO NOBIS.