martes, 22 de mayo de 2012


NTRA. SRA. DEL ROSARIO, HISTORIA 
Y DEVOCIÓN DE LA VILLA DE CARTAYA - I


RECREACIÓN DEL ROSARIO PUBLICO EN LA VILLA, SIGLO XVIII ®


       Cartaya, Septiembre de 1758, corre una ligera brisa al caer la tarde después del tórrido dia de calor, ante la caída del sol los hombres del campo se aproximan a la villa después de una jornada dura. En San Pedro  se abren las puertas, el templo esta a oscuras y fresco solo reluce una lampara que nunca se apaga, es una lampara grande plateada llena de aceite que los devotos y hermanos de la virgen del rosario mantienen encendida limosna a limosna, luz de una villa y que siempre esta viva, como vivo mantienen el fervor al Rosario de Nuestra Señora desde tiempo inmemorables.

       En  la plaza redonda aun sola aparece un fraile mercedario con habito blanco, que para esa calurosa tarde venia mas que bien, a prisa se aproxima al templo parroquial, el sacristán aguarda en la puerta expectante ante la llegada de Juan Gabriel, una vez dentro de la parroquia sacristanes y  hermanos de la cofradía se ponen al servicio de Gabriel, que toma el mando y se dispone a organizar el rosario, que al ser día laborable se celebra al caer la noche. Faroles limpios banderas y estandartes preparados, la virgen en unas pequeñas andas, todo dispuesto para el rosario publico que cada noche se celebra por la calles de Cartaya.

      Fuera en la plaza redonda va tomando el pulso de cada noche, hombres y mujeres ya descansados de la dura jornada van tomando sus sitios para acompañar a la señora, pueblo muy cristiano y devoto de la virgen del Rosario como bien apostilla el Arzobispo de Sevilla en sus visitas pastorales. El rosario discurre por varias calles de la villa,coros de campanilleros y coplillas ademas del rezo del propio rosario, el pueblo como cada noche se echa a la calle todos unidos por un fervor y devoción hacia la Virgen del Rosario hoy día Patrona y Alcaldesa Perpetua de la villa de Cartaya.

© Equipo de investigadores

Este texto es una recreaccion de como pudo haber sido una noche de Cartaya, y tras haber leído los numerosos legajos que dan fe de que así se celebraba los rosarios públicos dedicados a la Virgen del Rosario.