martes, 18 de junio de 2013

UN DIA PARA LA HISTORIA




     De azul inmaculado y de rosa de la fe mezclado con un blanco de pureza, amanecía nuestra villa el pasado domingo, fue un mañana despejada como si el cielo no quisiera perderse lo que iba a acontecer, igualmente el astro rey brillaba mas que otros días, envolviendo a Cartaya en un ambiente festivo.

     La temprana mañana era tranquila solo rota en el murmullo de mujeres que se afanaban por calle frailes en colgar guirnaldas de flores, o en calle convento en sacar plantas a la calle o en calle misericordia en colgar banderas por los balcones.

     Mientras en otros hogares las mujeres se acicalaban con las tradicionales mantillas y los hombre con las clásicas corbatas todo es un ir y venir, zapatos limpios, camisas recién planchadas.... Al sonido de la primera salva de cohetes los corazones se apresuran, a continuación un glorioso repique de campana preludio que se acerca la hora marcada.

     La plaza redonda totalmente adornada para la ocasión, la torre de San Pedro luciendo los colores pontificales, la iglesia repleta de fieles.

     El ultimo repique anuncia el inmediato comienzo, tiene la palabra el hermano mayor en la monición de entrada, tras ella el coro de la Catedral de Huelva comienza su labor, mientras por el pasillo central del templo aparece el Obispo de Huelva que junto al Canciller y al Párroco se disponen al altar mayor, donde ella ocupa el centro de todas la miradas.

     Comienza la lectura del Decreto mediante el cual el Santo Padre reconoce y ratifica el Patronazgo de Nuestra Señora del Rosario, en tono pausado, alto y claro, anuncia y proclama, un fuerte aplauso pone fin a dicho decreto, donde los y sentimientos afloran derramando lagrimas de alegría en muchas caras de las personas allí presentes. Tras la solemne pontifical y después de la salve a la virgen el Señor Obispo se dispone a inaugurar y bendecir el retablo cerámico que por suscripción popular ha sido instalado en la puerta de la parroquia para la posteridad.

     Llega la tarde y de nuevo Cartaya recobra el pulso festivo, de nuevo la plaza redonda se llena de gente, tras la misa llega el broche de oro, ella saldrá a la calle, son las nueve de la noche de nuevo la campanas repican Nuestra Señora esta en la calle, tras la primera chicota se renueva el voto de Alcaldesa de manos del Señor Alcalde y comienza la procesión, entre vítores, cantes y aplausos avanza la virgen entre pétalos de flores y la alegría desbordada de toda Cartaya.

      A eso de la media noche la Virgen regresa a la plaza redonda y tras un castillo de fuegos artificiales la Patrona de Cartaya atraviesa el dintel de la puerta de San Pedro.
     Un día en la historia, un glorioso día que ha quedado escrito con letras de oro para generaciones venideras, un día que sin la colaboración de los cartayeros hubiera sido imposible, un día que dios mediante daremos gracias el próximo día 22 de junio ante Dios y ante la Madre de Cartaya, así sea.